Por Antonio CAMACHO PALENCIA, Secretario General del Sindicato de Enseñanza de CC.OO. de Huesca
De Diario del Altoaragón de 04/09/2015
Concentración de #WomenInBlack en Huesca el 02/09/2015 EL COLECTIVO Mujeres de Negro ha convocado concentraciones para denunciar, una vez más, la permanente escalada de agresiones de género, con frecuente resultado de muerte, a mujeres y sus hijos.
No es un consuelo que a fecha 28 de agosto de 2015 se hayan producido menos víctimas mortales que desde 2005, oficialmente 26 casos. Tampoco es consuelo que España sea uno de los países desarrollados con menos casos de violencia de género de todos los países europeos, como destaca el informe “Violence against women: an EU-wide survey“.
La realidad es que desde 2005 han sido asesinadas oficialmente en nuestro país 649 mujeres y, probablemente, otras más no oficialmente. Y además, esto no es más que la dramática punta del iceberg de una realidad en la que al menos el 12,5 % de las mujeres mayores de 16 años han sufrido agresiones sexistas en nuestro país, unas 2.400.000. Y la todavía más dramática realidad del terror y sometimiento con que muchas de ellas y muchos de sus hijos viven cotidianamente.
Es innegable que el origen de estos comportamientos es el machismo. Una sub-ideología, presente en la gran mayoría de sociedades, que engloba un conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a promover la negación de la mujer como sujeto, indiferentemente de la cultura, tradición o contexto y que está compuesta por un conjunto de actitudes y prácticas, aprendidas y llevadas a cabo, en pro del mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas.
Resulta evidente que el machismo es totalmente incompatible con la democracia, en el sentido más amplio, desde el momento en que ésta es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales con los derechos humanos, dado que estas son aquellas condiciones que le permiten a la persona su realización y con el derecho a la vida, que es el derecho que se reconoce a cualquier ser humano.
Cuando se producen una serie de hechos destacados de violencia de género nos llevamos las manos a la cabeza y los políticos se afanan en asegurar que se impondrán nuevas medidas. Todo ello es comprensible pero inútil, los problemas no se solucionan con medidas paliativas, que también son necesarias, se solucionan abordando a medio plazo la raíz de las causas.
Los niños y jóvenes no aprenden los conceptos culturales machistas en los libros. Como muchos otros conceptos y conductas, los niños los aprenden por imitación del comportamiento de sus mayores. Y la transmisión de éstos se hace a través de la familia, la escuela, sus iguales y los medios de comunicación, en definitiva, del conjunto de la sociedad donde viven.
Además, en los últimos diez años profesionales docentes venimos señalando un alarmante repunte de las actitudes machistas en nuestro alumnado, un machismo diferente pero no menos peligroso, que se manifiesta muy claramente en un creciente posicionamiento de las chicas como mujeres objeto y en su creciente control y acoso a través de las redes sociales, e incluso mediante la utilización de programas de seguimiento GPS en los móviles.
Todos somos responsables de ello y la sociedad debería dotarse de un control estricto de los contenidos de los medios de comunicación y de la publicidad, lo que no quiere decir censura, sino subordinación de los intereses económicos desmedidos e irresponsables a los intereses sociales y pedagógicos, para lo cual necesitamos crear una sociedad más reflexiva y madura.
Tanto en crear conciencia de estas necesidades, como en influir en la transmisión de determinados valores democráticos, La escuela tiene una importancia fundamental y los/as docentes tenemos una responsabilidad especial. No es que debamos asumir toda la responsabilidad de este y otros problemas sociales, pero nuestra misión no es exclusivamente la de transmitir conocimientos, es fundamentalmente la de transmitir valores, impulsar capacidades y actuar como intelectuales críticos de un modelo social.
En este sentido, frente a un modelo de escuela promovido por los sectores más neoconservadores y reaccionarios, destinada a crear empresarios emprendedores, competitivos e individualistas, debemos proponer un modelo de escuela destinada a crear una sociedad de hombres y mujeres libres y solidarios, que sean capaces de dar una respuesta diferente a los gravísimos problemas a los que se enfrenta en el futuro próximo nuestra sociedad y en el que la lacra de la violencia de género no es el menor de ellos.
En definitiva, si buscamos acabar con el sexismo debemos abordar de manera consciente todas estas realidades y, tal vez, en unas pocas generaciones habremos sido capaces de reducir de manera importante esta lacra. Si no, además de Mujeres de Negro, tendremos permanentemente una sociedad de luto.