Huesca, 15 de marzo de 2017
Entrar en la sala de exposiciones del Centro Cultural Manuel Benito Moliner es entrar en un bosque. No es animado porque sólo existe naturaleza muerta. Es un bosque repleto de cicatrices, marcas, historias. En él no existe maleza, no hay hierbas, ni flores, ni setas, sólo hay memoria. El blanco de las paredes acogen los restos y vestigios de aquellos que reinan y pueblan las zonas verdes del Alto Aragón.
“La Memoria de los Árboles” centra la atención del que se pasea por esta exposición que estará abierta hasta el 4 de abril. Grandes piezas, enormes cortes de troncos, que viajan desde leñeros, limpiezas de caminos, cortafuegos o árboles caídos por circunstancias naturales. Su comisario, Miguel Ortega, recuerda que no ha sido necesario matar ningún árbol para la creación de una muestra que cuenta con una treintena de ejemplares.
Es el propio Ortega el que explica que su trabajo empieza con el reconocimiento de los ejemplares. Descubrir sus potencialidades es fácil para una persona que lleva años trabajando con enebros de la miera, hiedras, cedros, pino negro o abetos. Pero los secretos están más allá de lo que en un primer momento puede apreciarse.
Allí entre cuatro paredes se puede saber que la hiedra se pasa la vida invirtiendo en el crecimiento de sus órganos y en la búsqueda de estrategias para trepar sobre otras especies, todo por alcanzar la luz. O la dura vida que tienen los abetos en la Selva de Lasieso con crecimientos muy lentos dada la competencia por la luz con otros árboles de mayor tamaño.
También son los mejores marcadores del clima. La falta de agua o los golpes de las piedras arrastradas durante la riada del barranco de Arás (Biescas) en 1996 son heridas y cicatrices irreversibles. Mismas marcas vitales son las de un pino negro extraído de Peña Blanca (Benasque) que en el invierno de 1976-1977 sufrió los embistes de un alud que inclinó su tronco y rompió su alma pero que siguió vivo hasta el arrastre de un nuevo alud en 2015.
Éstos son los ejemplos de una muestra que puede visitarse en solitario o gracias a las visitas guiadas organizadas por el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Huesca. Su concejala, Carmen García, pone el acento en lo novedoso del contenido de una exposición que visitará otros puntos de la provincia. “Es importante para conocer la vida de estos ejemplares y también su muerte”, asegura la concejala que recuerda que esta actividad está enmarcada en el “Mes del Árbol” con cerca de una decena de propuestas vinculadas al Medio Ambiente.