Compañeros y compañeras de Corporación, Autoridades, trabajadores y trabajadoras de la Diputación, vecinos y vecinas:
Luis Arduña, diputado de Cambiar. Foto: Pablo Otín A nadie de los aquí presentes se les escapa que represento a una formación política, Cambiar Huesca, compuesta por diversas organizaciones y personas, que considera que el momento de las Diputaciones provinciales ha pasado, que son una institución decimonónica sin cabida en el siglo XXI, visto el mapa político-administrativo que hemos elegido para Aragón, en el que las comarcas juegan – o deberían jugar – un papel que deja carentes de sentido a las corporaciones provinciales.
Sin embargo, somos también conscientes en Cambiar Huesca de que las diputaciones son hoy en día una realidad y que tienen encomendadas unas funciones que las convierten en un instrumento para la vertebración y el reequilibrio territorial; la obligación que hoy asumo es la de intentar que la Diputación de Huesca cumpla con su labor, contribuyendo desde el ámbito provincial a la mejora de las condiciones de quienes vivimos aquí. Es por eso que Cambiar Huesca quiere estar presente en esta Corporación: para aportar nuestros puntos de vista y nuestro trabajo.
Sabemos que el discurso general, en ocasiones, no se ajusta exactamente a la realidad concreta. La Diputación de Huesca tiene sus características propias y una trayectoria que la ha convertido en una institución respetada en nuestra provincia. He tenido la suerte de trabajar con ella y de trabajar en ella y conozco de primera mano la excelente calidad y el compromiso indudable de quienes en ella prestan su servicio: trabajadores públicos con una enorme capacidad, con una entrega acreditada y con una vocación de servicio público que es la garantía necesaria para asegurar una administración de todos y de todas.
Pero también sé que no hay nada perfecto y que todo es mejorable. Además, los tiempos cambian y ya no sirven determinadas formas de hacer política. Es la hora de afrontar esta nueva realidad. Tenemos quienes hoy estamos aquí la obligación primera de trabajar lealmente para hacer de esta Diputación una institución útil, eficaz, abierta, cercana, transparente; una institución de la que nos podamos sentir orgullosos y orgullosas porque ponga diariamente en el centro de su acción política la defensa y la satisfacción de los derechos e intereses de cualquier persona, con independencia del lugar de nuestra provincia en el que viva, por muy pequeño que sea o por muy lejos que esté; que cumpla con su cometido de ponerse siempre al lado de quien lo necesita.
Cada uno de quienes hoy hemos tomado posesión de este cargo tenemos nuestras ideas y nuestras propuestas. Ha llegado el momento de ponerlas en común y debatirlas para dar solución a los problemas de nuestra provincia, de sus ayuntamientos y sus gentes. Abordemos las cuestiones con serenidad y sin prejuicios. Abramos esta casa a la participación de todos y de todas. Seamos honestos y no nos engañemos ni hagamos trampas. Las promesas no les sirven a quienes esperan decisiones.
Tenemos que ofrecer hechos y realidades, aunque corramos así el riesgo de equivocarnos. Actuemos. Y que dentro de cuatro años podamos decirle a la ciudadanía que ha de juzgarnos que hemos tratado de cumplir con nuestro deber y de ocupar estos asientos dignamente.
Muchas gracias.